Miro hacia atrás, buscándote, imaginando
que estas cerca mía, pero no estás. Hace tan solo un año, curiosa forma de pasar
el tiempo, ya que parece una eternidad desde la última vez que te vi irte y, a
la vez, tan lentamente pasan las horas que cada segundo pesa más y más.
Miro hacia atrás, recordando esa mañana en
la que mi mundo se vino abajo. Cuando vi derrumbarse los cimientos de los que
estaba construida mi alma, pedacitos de mi corazón iban marcando mis pasos allá
por donde iba. Todos me decían que con el tiempo tu ausencia dolería menos pero
lo que no saben es lo equivocados que están. Cada día que pasa mi carga se hace
más pesada sobre la espalda, los días muy tristes y mi vida muy
complicada.
Miro hacia atrás y vuelo a leer aquella
carta que te escribí. Ha pasado un año desde que me diste la energía que
necesitaba para poder escribir lo que siento, todo lo que tengo debajo de la
piel. Vuelvo de la misma manera para decirte que nada ha cambiado desde
entonces. Te echo de menos en cada momento, te necesito en cada paso que
doy porque sigo perdida sin ti. Hay días que llevo mejor tu pérdida, en muchos
otros no.
Sé que cuidas de todos nosotros, que tus
recuerdos jamás se marcharán de nuestras vidas. Gracias por tantos buenos
momentos, de los malos nos olvidamos porque contigo todo era especial. Gracias
por ser el mejor padre que pude tener en esta vida y en todas las que vengan
porque te quiero conmigo siempre.
Te quiero.
