SINOPSIS
RESEÑA
“El pez nadaba, él lo observaba, yo observaba a Tobías.”
Sentado en la alfombra del salón en plena noche se encontraba nuestro protagonista, sentado, mirando fijamente a quien diría yo, es el personaje principal de esta historia.
En la estancia, la luz iluminaba solamente al que sería el culpable de la transformación que había comenzado tras la llegada de éste a las vidas de Tobías y Emma.
La revolución llegó en forma de pecera y con ella, Sangre.
Sin necesidad de palabras o actos, este pez logra que nadie, ni su mujer, amigos o compañeros lleguen a entender los motivos que llevan a Tobías a convertirse en algo distinto al resto de las personas. El mar es su lugar natural donde estar, los peces son parte de él como lo son del océano y ya no concibe una vida como la anterior, busca lo que en realidad le llena el corazón aunque tomar esa decisión lo tilde de desigual delante del resto.
Para la narradora del libro, su mujer Emma, la situación en la que se ve envuelta la arrastra, como lo hacen las olas del inmenso mar con su marido. Siente que se ahoga. A medida que va pasando el tiempo le parece irreal todo lo vivido y desconcertante el futuro.
La estructura que utiliza el autor para relatarnos esta narración es maravillosa. Nos acompaña con sus letras para adentrarnos junto a Tobías en ese nuevo mundo que le tiene hipnotizado. ¿Es acertado tachar a Tobías de demente por actuar como le dictan tanto su cabeza como su corazón? O por el contrario, ¿seremos nosotros quienes estemos equivocados en este, cada vez más, caótico mundo?