Enrique Jardiel Poncela









Mi padre Enrique Jardiel Poncela, como todo el mundo, tenía muchas facetas. Voy a escribir sobre las que yo conocí: un padre maravilloso y un amigo sensacional. Tengo recuerdos preciosos de él, recuerdos de toda una vida de veinticuatro años pasados a su lado, viviendo sus penas y sus alegrías. De todo esto hablaremos. Habrá páginas muy tristes y angustiosas al final de su vida. Desearía que pasasen rápido por ese final y se quedaran con el Jardiel de los años felices y alegres, sobre el enfermo y triste ya se ha escrito demasiado... Creo que debemos quedarnos con la primera parte de su vida, porque ése era él, el otro fue un resultado del dolor y la enfermedad. El primero fue Jardiel Poncela en toda su grandeza; el segundo, una sombra nada más.
Nos hablan, cuando escriben de él, del segundo porque no conocieron otro, se acercaron a él muy tarde. Tenemos que recordar su primera parte de vida porque está aquí, no se ha ido. Se ha quedado en su obra, y no podemos decir que su obra fuera triste. Él está aquí con sus seguidores, con los que le entendieron y lo entienden, con sus admiradoras, que fueron tantas y lo son... Por ellos y ellas y para ellas y ellos se ha escrito este libro.
También porque había que aclarar algunas cosas. Se han dicho tantas falsedades, unas veces con buena intención pero por ignorancia y otras no con tan buena intención, que era necesario refutarlas.
Como mi deseo es que se recuerde la parte de su vida pletórica de salud, optimismo y alegría, me propongo que este libro sea un reflejo de ella, y lo pasen bien leyéndolo. No me propongo nada sesudo, sólo, sencillamente, les voy a contar mis recuerdos, mis vivencias, lo que vi junto a Jardiel Poncela.




Así empieza la biografía de Enrique Jardiel Poncela, escrita por su hija Evangelina.
¿Quién mejor que su propia hija conoció a este gran escritor?
Podemos leer tantas y tantas cosas sobre la vida de Jardiel pero pocas cosas sabemos como las que nos cuenta en este libro. Además incluye fotos de la familia y cartas escritas por el propio Jardiel y nos ayudan a conocer más facetas suyas y poder comprender como fue como persona.
Hay historias de amor muy bonitas, por ejemplo el amor que profesa a su madre que incluso cuando él necesita ayuda o no recibe a las musas se sienta al lado de la tumba de su madre y habla con ella. O como la historia de su perro Bobby, que estuvo con él hasta el final.

La última parte del libro es lo más triste de todo, sigues durante tantas páginas su vida con sus familiares, sus proyectos y sus inquietudes y después ves como poco a poco se va apagando su vida. Te das cuenta de lo injusto que han sido muchas personas con él y el poco reconocimiento que se le ha dado.

Como bien dice su hija en el libro, Enrique Jardiel Poncela seguirá vivo para nosotros y no lo olvidaremos.

A pesar de que yo no lo conocí, he de decir que me hubiera encantado. por casualidad cayó en mis manos "Amor se escribe sin hache" y a partir de ahí es uno de mis autores favoritos y se merece un hueco más que merecido en el blog.

«Si queréis los mayores elogios, moríos».







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