Rompecorazones


La novela de la que os hablo hoy me ha dejado muy buen sabor de boca, la historia me ha gustado mucho por su frescura gracias a sus personajes y la trama, divertida en muchos momentos. 
¿Seguís leyendo y os cuento más?

Sinopsis


Cuando dices que no crees en el amor y tus amigos te acaban poniendo el mote de Rompecorazones suele significar que cuando te enamores será hasta las trancas. Porque eso es lo que tiene el karma… pone a cada uno en su sitio, y más cuando pretendes burlar a cupido. Carla y su amiga Karen se mudan a la ciudad para comenzar sus estudios de filosofía en la universidad. Establecen una costumbre, un juego..., cambiar los nombres de los chicos que les gustan por los de sus filósofos favoritos, de esa forma pueden hablar delante de la gente, e incluso de ellos, sin que nadie se entere. ¿Infantil? Sin duda… ¿Divertido? También. Carla, que recibe el apodo de Rompecorazones por sus escarceos, es una antiromántica centrada en sus estudios que no está dispuesta a comenzar una relación amorosa de momento, pero la vida se encargará de que llegue a conocer —¡como era lógico!— a su gran amor donde menos se lo espera. ¿Será posible que sea un filósofo de carne y hueso el que se gane su corazón? Quién sabe… Los divertidos diálogos cargados de ironía y el encanto de los personajes convierten a Rompecorazones en una novela romántica original y difícil de olvidar.







Una de nuestras protagonistas se llama Carla y decide junto con su amiga Karen mudarse a la ciudad para comenzar en la Universidad sus estudios de filosofía. 
Además, una característica en ellas, algo bastante peculiar, es que les encanta tanto la filosofía que llevan a los filósofos, de alguna manera, a cobrar vida. Tienen por costumbre, entre ellas, llamar a los chicos que les gustan en lugar de sus nombres propios, nombres de filósofos y dependiendo de si les gusta mucho o no el chico en cuestión, el nombre cambia. 
De esta manera, solo lo entienden ellas y por lo tanto el secreto esta bien a salvo del resto de personas. 

Carla es una chica que no cree demasiado en el amor, centrada en sus estudios, en sus amigos y familia. Todo ello parte fundamental de su vida. ¿Qué suele sucederles a las personas que no han vivido el amor, pensando en que a ellas nunca las alcanzaran? 


Carla se ganó su mote "Rompecorazones" porque no encontraba el chico adecuado. Alguien que se ganará el apodo de su filósofo preferido por lo que sus escasas relaciones amorosas duraban bien poco, dejándolos con excusas o si llegaba el caso sin ellas. 



Ambas chicas vivían junto a Rocío y Chema. Los momentos en los que nos cuenta como viven los cuatro me parecieron divertidos y me llegó a transmitir el buen ambiente que reinaba en la casa por parte de todos. También hicieron amistades en la facultad como Carlos, Roberto y Lidia. En conjunto, la pandilla se llevan muy bien y podremos conocer la historia de cada uno de ellos más en profundidad haciendo querer saber más de ellos. Un personaje en concreto me gustó bastante, aunque no os puedo decir de quien se trata...  mejor guardarme esa información ;)

A parte, en esta historia, también nos habla de un tema que por desgracia sigue ocurriendo actualmente y necesitamos urgentemente hacer alguna cosa para parar este despropósito. Es esencial que actuemos para que casos como el que nos describe la autora sobre un protagonista no suceda en la vida real. 


A lo largo de esta novela romántica, muy original, podremos averiguar si las dos jóvenes encuentran a su Hegel y Heráclito particular. Os recomiendo esta lectura, para este verano que se acerca, ¡qué ya está aquí! es perfecta para perderte entre sus páginas.


¿Te adentras en esta aventura para conocer al filósofo ideal?


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