La soledad a tu lado


 SINOPSIS


Sin haberme decidido a escribir el testamento de nuestra relación, una frase fue el disparador que me cegó en un bar mientras tomábamos un café cortado, tan cortado como nosotros. Me costaba reconocer que nos estábamos extinguiendo. Íbamos juntos, pero a kilómetros de distancia, en una interminable sucesión de días en los que tuve a mano varios papeles y una lapicera con mucha tinta para anotar todo lo que te hubiera querido decir. Y nunca pude. Sin decirnos nada estaba sintiéndome como la soledad a tu lado.


MI OPINIÓN



¿Quién no ha sentido estar junto a alguien pero a la vez a kilómetros de distancia?
Algunas veces cuesta reconocer que la llama ardiente que existe al principio de una relación se va extinguiendo poco a poco con el paso del tiempo. Como veremos en este libro, gracias a que el autor tuvo la idea de, a través de mucha tinta y papeles, escribir todo lo que le hubiera escrito a ella, a Candelaria, y que nunca pudo. Porque realmente se puede sentir la soledad al lado de otra persona.

Las lágrimas del escritor impregnan la tinta con la que escribe estas palabras, todas ellas en forma de poesía, pero de las que cuentan historias. Con mucha delicadeza nos hace partícipes, como si de una guerra se tratara, del comienzo de una batalla para el protagonista mientras descubrimos cuántas heridas abiertas deja por el camino. Hasta llegar al desenlace de esta ardua lucha del corazón contra el desamor. 

Esta contienda comienza con una mirada que duele, reflejada en los ojos de quien más quiere, indicando el principio del fin. El consuelo que encuentra para dar vida a todo lo que siente es a través de su pluma y sus versos. 

"Yo no lloro, 
escribo poesía"

Las balas lanzadas durante este conflicto serán la indiferencia, la inseguridad y el silencio que cubre sus vidas. Las heridas que causan los disparos inevitablemente harán mucho daño y durante largo tiempo ya que, a veces, es más fácil no hacer nada. A pesar de sentir la ausencia de alguien que ya se ha ido. Incluso estando allí. 
El autor nos da indicios de que se acerca el temido desenlace, hasta que finalmente llegamos a él. Sus manos dejan de escribir para ella, comprende que es mejor soltarse siendo consciente de que, irremediablemente quedan secuelas de guerra. Y a pesar de todo, lo extraña. 

Nos permite cuestionarnos, por ejemplo, en qué momentos somos conocedores de que el amor ha desaparecido en silencio, sin dar muestra ninguna de su huida como si fuera un preso encarcelado y deseara ser libre, para no sufrir de más y darse cuenta de que no era feliz allí. De esa manera, no.

Gracias a Ignacio, por como bien nos dices en el epílogo, tus palabras al momento de ser vertidas en el papel ya no te pertenecen. De esta manera podemos leerte en este recorrido en el que, algunas veces, recordaremos haber vivido momentos, sentimientos a través de nuestra piel. Además de poder disfrutar de tu poesía. 



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