Shibari : atada a tu abrazo
Conocí a la autora a través de Twitter y leí un fragmento del libro antes de comprarlo. Me enganchó tanto que decidí leerlo y aunque el final ha sido del todo inesperado se me ha hecho corto. Te envuelve totalmente y cuando me di cuenta ya había leído más de la mitad del libro.
Rebeca es una persona a la que han hecho mucho daño y le cuesta confiar en las personas. Ahora se encuentra en un dilema, esta Carlos, compañero de trabajo y por el cual siente una profunda pasión.
Por otro lado esta Luis, al que conoció en una fiesta de disfraces. Ha sido en todo momento muy atento y saltan chispas cada vez que se ven.
Por otro lado esta Luis, al que conoció en una fiesta de disfraces. Ha sido en todo momento muy atento y saltan chispas cada vez que se ven.
Todo su mundo esta cambiando, tiene que aprender a confiar en las personas y también en el mundo del sexo.
Según pasa el tiempo no vive tranquila pensando en que tarde o temprano tiene que elegir a uno de los dos sabiendo que alguien sufrirá las consecuencias. Como os he comentado al principio no me espera el desenlace y es bueno que un libro te sorprenda, que no sea el final que desde un principio ya te puedes imaginar.
Lo recomiendo y seguiré leyendo más libros de la autora ;)
El destino es un gran jugador de póker. Paciente, taimado, reparte las cartas de manera fortuita.
En aquella habitación prohibida, envuelta en el deseo por estirar los dedos y recorrer los cuerpos sudorosos que prometen demasiados placeres, Rebeca se ve incapaz de llevar a cabo sus sueños. Demasiado tiempo manteniendo un férreo autocontrol a sus instintos la ha llevado a desconocer su poder.
Cuando Carlos entra se queda deslumbrado. Sus ojos acarician el arco de su espalda, la forma en la que la tela del vestido resbala con suavidad en cada inspiración, y cuando inconscientemente sus dientecillos atrapan su labio… Carlos siente la necesidad de atraparla, devorarla en un huracán de emociones. Rebeca se convierte en su peor pesadilla cuando a partir de aquella fatídica noche se traslada a sus sueños, a sus labios, a su lengua… cuando su sabor, olor y recuerdo lo invade todo. Un error, tan solo un movimiento equivocado y Rebeca huye con el corazón dolorido y convencida de que debe dejarle atrás.
Luis se cruza en su camino atraído por el brillo de sus ojos, por la elegancia de sus movimientos y sobre todo por la sinceridad de sus palabras. Como un cazador cazado, trata de enredarla en sus juegos, de atarla a sus sábanas y hacerla suplicar; en cambio solo consigue permanecer caballerosamente a la espera de que esas heridas que la han llevado hasta allí cierren, para que sus gemidos, sus orgasmos y su futuro le pertenezcan solo a él.
¿Rebeca? Rebeca no es capaz de decidir. Si Carlos la roza, su piel se inflama; si Luis la besa, un jadeo la delata; y si alguno la deja… ¿Podría ser feliz?
Amor, deseo, placer descarnado, miedo, dudas, y el pasado. Un pasado doloroso que la ancla incapaz de avanzar, pero siempre consciente de lo que pierde en cada segundo.
En aquella habitación prohibida, envuelta en el deseo por estirar los dedos y recorrer los cuerpos sudorosos que prometen demasiados placeres, Rebeca se ve incapaz de llevar a cabo sus sueños. Demasiado tiempo manteniendo un férreo autocontrol a sus instintos la ha llevado a desconocer su poder.
Cuando Carlos entra se queda deslumbrado. Sus ojos acarician el arco de su espalda, la forma en la que la tela del vestido resbala con suavidad en cada inspiración, y cuando inconscientemente sus dientecillos atrapan su labio… Carlos siente la necesidad de atraparla, devorarla en un huracán de emociones. Rebeca se convierte en su peor pesadilla cuando a partir de aquella fatídica noche se traslada a sus sueños, a sus labios, a su lengua… cuando su sabor, olor y recuerdo lo invade todo. Un error, tan solo un movimiento equivocado y Rebeca huye con el corazón dolorido y convencida de que debe dejarle atrás.
Luis se cruza en su camino atraído por el brillo de sus ojos, por la elegancia de sus movimientos y sobre todo por la sinceridad de sus palabras. Como un cazador cazado, trata de enredarla en sus juegos, de atarla a sus sábanas y hacerla suplicar; en cambio solo consigue permanecer caballerosamente a la espera de que esas heridas que la han llevado hasta allí cierren, para que sus gemidos, sus orgasmos y su futuro le pertenezcan solo a él.
¿Rebeca? Rebeca no es capaz de decidir. Si Carlos la roza, su piel se inflama; si Luis la besa, un jadeo la delata; y si alguno la deja… ¿Podría ser feliz?
Amor, deseo, placer descarnado, miedo, dudas, y el pasado. Un pasado doloroso que la ancla incapaz de avanzar, pero siempre consciente de lo que pierde en cada segundo.
¿Cómo encontrar la felicidad cuando consiste en perder parte de ella?
2 comments
Q buenas reseña, me lo apunto...
ResponderEliminar¡Hola! Espero que te guste ;)
Eliminar¡Un beso!