Poemas de Gustavo Adolfo Becquer
Hoy os traigo una entrada muy especial. Tal día como hoy nació Gustavo Adolfo Becquer en 1830.
Hace muchos años que tengo el libro de "Rimas y leyendas" y he de confesar que leyéndolas hoy en día me transporta a aquella época y buenos recuerdos me vienen a la memoria.
Tengo varios poemas que son mis favoritos y me gustaría dejarlos aquí como un pequeño homenaje al autor.
¿Habéis leído algo de este autor?
¿Tenéis también algún poema preferido?
VII
Del salón en el ángulo oscuro
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay! -pensé- ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga <<Levántate y anda!>>
X
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada.
Oigo, flotando en olas de armonías,
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran... -¿Qué sucede?
¿Dime?
-¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!
XI
-Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión;
de ansia de goces mi alma está llena;
¿A mi me buscas?
-No es a ti, no.
- Mi frente es pálida, mis trenzas de oro;
puedo brindarte dichas sin fin;
yo de ternura guardo un tesoro;
¿A mi me llamas?
- No, no es a ti.
- Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible;
no puedo amarte.
- ¡Oh, ven, ven tú!
XIV
Te vi un punto y, flotando ante mis ojos,
la imagen de tus ojos se quedó
como la mancha oscura orlada en el fuego
que flota y ciega si se mira al sol.
Adondequiera que la vista clavo,
torno a ver las pupilas llamear,
mas no te encuentro a ti, que es tu mirada,
unos ojos, los tuyos, nada más.
De mi alcoba en el ángulo los miro
desasidos fantásticos lucir;
cuando duermo los siento que se ciernen,
de par en par abiertos sobre mí.
XVII
Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
hoy llega al fondo de mi alma el sol,
hoy la he visto... La he visto y me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!
XXI
- ¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul,
¡Qué es poesía...! ¿Y tu me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
XXIII
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso...¡Yo no sé
qué te diera por un beso!
XLIV
Como en un libro abierto
leo de tus pupilas en el fondo.
¿A qué fingir el labio
risas que se desmienten con los ojos?
¡Llora! No te avergüences
de confesar que me quisiste un poco.
¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves: yo soy un hombre... y también lloro.
Este es mi poema favorito:
XXIX
Sobre la falda tenía
el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros;
no veíamos las letras
ninguno creo;
y sin embargo guardábamos
hondo silencio.
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo.
Sólo sé que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo,
y nuestros ojos se hallaron
¡y sonó un beso!
Creación de Dante era el libro;
era su Infierno,
Cuando a él bajamos los ojos,
yo dije trémulo:
-¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida:
-¡Ya lo comprendo!
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