¿Escuchas?


¿Escuchas ese ruido? Se parece al sonido de un tren acercándose a su destino, en el cual ya se encuentran docenas de personas esperando su llegada. Algunos ilusionados por el poco tiempo que les falta para ver a sus familias, otros todavía con sueño por tener que levantarse cuando el atroz sonido del despertador les da los buenos días. Hay niños emocionados por ver una gran máquina. Para ellos, toda una aventura para aquellas mentes rebosantes de imaginación y ganas de vivir miles de hazañas.


¿Escuchas ese ruido? Se parece al sonido de un corazón a punto de romperse en mil pedazos. Si observamos con atención podemos ver en un rincón de la enorme estación, esperando sentados en sus asientos a una pareja que no parece que vayan a vivir ninguna aventura fantástica, ni parecen ilusionados, al revés, sus rostros parecen querer decirnos que su historia esta casi terminándose. Sus caras son de tristeza auténtica, tienen entrelazadas las manos, apretándolas fuertemente creyendo que así esta gran máquina no será capaz de separarles, de alejarles de sus sueños. Los días pasan rápido, demasiado cuando sabes que esta limitado y existe una fecha en el calendario que les susurra a los días que van llegando a su final.

¿Escuchas ese ruido? Se parece al sonido de una voz femenina dirigiéndose a todas las personas allí reunidas, pero parece hablar sólo con aquella pareja sentada en un rincón. Sin saber que con sus palabras, para unos son meras frases o palabras de alegría por poder alcanzar por fin el tren pero para ellos son palabras de despedida, una despedida que no pueden alargar mucho más ya que el sonido de esa voz vuelve incluso con mas fuerza si cabe haciéndose oír en la enorme estación llamándoles con más insistencia para que cada uno tome su camino, irremediablemente separados. Catorce días han pasado juntos, temiéndose separase, amándose cada segundo. Pensando en un futuro inmediato, en ese tren en el que solo subirá María.


Dejará en el andén su corazón , su alma porque todo pertenece a ese joven que la acompañan hasta el vagón, intentando estirar más el escaso tiempo que
queda, intentando que el momento no sea tan duro para ambos. Tan solo los separa un cristal, una ventana de la que se ven pero no llegan a escuchar sus palabras, no pueden tocarse una vez más tan solo pueden ver las lágrimas surcando el rostro de María mientras el joven repite una y otra vez que la ama como nunca antes lo hizo, que los meses pasarán rápido y que ya empezó la cuenta atrás para volver a esas mismas vías de tren pero en diferente sentido. Esas serán lágrimas de felicidad por el reencuentro, no como las de ahora.

¿Escuchas ese ruido? Es el sonido de un tren que se marcha dejando a un joven en un andén de una enorme estación, mirando como se aleja su vida y dentro de aquel tren podemos escuchar el sonido de la más pura tristeza de una joven intentando sin conseguirlo ocultar las lágrimas, recordando ese último abrazo deseando que no se acabe hasta que vuelvan a encontrase otra vez.

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